Esta escultura vuelve a tener vigencia, cuando la realicé estaba al igual que hoy, muy preocupada por los temas de polución y de todos los inconvenientes ecológicos; Este trabajo nos cuenta de una flor, de hecho la última del planeta, que sobrevive gracias a las arduas tareas de reanimación a cargo de dos asistentes botánicos. Es así como en generaciones futuras conocerán lo que sabemos y admiramos, es una flor.
Observando la escultura hoy por hoy me detengo en el atuendo que les hice a estos dos botánicos, que visten barbijos, guantes, escafandras, chaquetas, pantalones y botas especiales para transitar sin peligro por el medio ambiente. Solo espero que sea una de tantas alucinaciones de artista, y que en estos tiempos difíciles de epidemias, y pandemias, después del barbijo necesitemos salir a la vía pública tan protejidos como nuestros personajes de la escultura.
Observando la escultura hoy por hoy me detengo en el atuendo que les hice a estos dos botánicos, que visten barbijos, guantes, escafandras, chaquetas, pantalones y botas especiales para transitar sin peligro por el medio ambiente. Solo espero que sea una de tantas alucinaciones de artista, y que en estos tiempos difíciles de epidemias, y pandemias, después del barbijo necesitemos salir a la vía pública tan protejidos como nuestros personajes de la escultura.
Dios no lo quiera.