Mi humor no era el de siempre, me invadían sensaciones encontradas ese "algo" que uno no puede explicar de pronto, allí abrasada por el viento, sentí la tierra..!
El trigal se mecía como el mar y no pude dejar de pensar en su destino:
el pan de cada día, y como a la buena de Dios esperaba inquieto convertirse primero en oro y luego llegar a mí mesa vestido de pan.
yo estuve allí para mirarte.
yo estuve allí para mirarte.